Yo soy el grito reaccionario, el alarido telúrico de las tierras de España que llora y ensalza sus hijos sacrificados por la Fe y la Patria, y no cederé a las hordas masonas. Porque en estos miserables momentos de decadencia, yo soy la conciencia nacional. Yo, el insobornable paladín de la Tradición y el vengador de la inocente y dulce María Antonieta.

--Malcontent


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lunes, 7 de junio de 2010

Cuatro pinceladas


a cosa es a la vez que sencilla, bastante profunda. Pero en cuatro pinceladas:

1º la derecha no es lo "contrario" de la izquierda. Dª e Izª son las dos caras de la Revolución, la cual sí es lo contrario del orden social cristiano cuya expresión histórica más asimilable es la monarquía católica tradicional (aprox. lo que se ha venido llamando antiguo régimen occidental).

2º la derecha la inventó la izquierda. Un coche sin acelerador no se mueve, pero sin freno se va al carajo. La revolución aprendió que hay que dar un paso atrás para dar dos hacia adelante. La derecha es el freno/paso atrás.

3º todo estado revolucionario que prescinde de la derecha, naufraga (URSS, China, Cuba, Camboya...). Hace falta un "partido" (= parte del mismo pastel) que consolide los acelerones suicidas del iluminado de turno a fin, no de revocarlos, sino de mantenerlos.

4º todo estado revolucionario necesita un contrapeso virtual discursivo que permita hacer creer a la gente:

4.1 que el campo de concentración estatal-democrático es no una cárcel, sino un refugio para su propia seguridad.

4.2 que la disidencia es viable si y sólo si está integrada en el propio sistema, usando sus conceptos, símbolos y procedimientos (digamos: "vota al PP y todo se arreglará").

Por supuesto la cosa es más larga, pero no ha lugar a que endose aquí mi tesis doctoral de Teología Política.




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