
De tanto irse a la derecha se ha llegado al ala izquierda del protestantismo, eso es, el anabaptismo.
Yo soy el grito reaccionario, el alarido telúrico de las tierras de España que llora y ensalza sus hijos sacrificados por la Fe y la Patria, y no cederé a las hordas masonas. Porque en estos miserables momentos de decadencia, yo soy la conciencia nacional. Yo, el insobornable paladín de la Tradición y el vengador de la inocente y dulce María Antonieta.
De tanto irse a la derecha se ha llegado al ala izquierda del protestantismo, eso es, el anabaptismo.
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